La Gatoteca, de Madrid
Página del boletín Calico, donde se anuncian diversos Cat-café de Tokio, incluyendo fotos y comentarios de cada uno de sus gatos)
Tuve ocasión de visitar hace unos años el primer «café de gatos»que se abrió en Europa, mas conocidos como Cat-Café: el Café Neko (neko = gato, en japonés) de Viena, abierto en Mayo de 2012. Su propietaria, Takako Ishimitsu, ¡japonesa, cómo no!, fue la pionera, pero tras ella las inauguraciones de estos cafés gatunos se han sucedido de forma imparable, casi todos en el 2013.
En el Café Neko, de Viena, junto a su propietaria
A este respecto el Café des Chats de París, abrió sus puertas en el muy distinguido distrito del Marais el 21 de Septiembre del 2013. En Gran Bretaña, el primero en abrir fue el Totnes Cat’s Café, en Devon; pero en Londres ya hay al menos cuatro: Cat Emporium, con dos plantas y jardín privado, el Fat Cat Café Bar, el Little Cat Café y el Cat’s Café des Artistes. ¿Sigo?… También hay dos más en Budapest (Hungría) y otro en Munich (Alemania), el Katzentempel, que fué inaugurado el 29 de Septiembre del 2013.
Pero la gran noticia para nosotros ha sido la apertura el 15 de Octubre del 2013 del primer Cat-Café español en Madrid, muy cerca de Atocha: la Gatoteca, gestionada por una protectora de animales, Abriga. Si bien este establecimiento está orientado de manera distinta al resto de los abiertos en el mundo.
¿Qué es un café de gatos?
Se trata de un local donde te puedes tomar un café, un te o un refresco, o picar algo, como en cualquier local de hostelería pero, en el que además de mesas, sillas y sofás para nosotros, hay gatos que viven allí y con los que el consumidor-visitante puede interactuar. Estos felinos suelen estar donados por criadores o centros de acogida y su destino, aunque no en todos los Cat-Cafés, es la adopción. A tal fin, y tanto en los «adoptables» como en los «fijos», hay carteles y folletos donde te informan de cada uno de ellos.
Un factor importante es el control de los visitantes porque, no lo olvidemos, aquí los reyes son los gatos. Y aunque los habitantes felinos de los Cat-Cafés son animales tranquilísimos, no quita que, como cualquier gato y dada su facilidad para el estrés, puedan asustarse. Muchos tienen el aforo limitado, pueden entrar niños pero siempre controlados por sus padres para que no se dediquen a corretear a los mininos, no se puede entrar con perros ni con otros felinos y, aunque se supone que los que van son amantes de los gatos, la mayoría cobra una pequeña entrada para disuadir a los posibles curiosos, aunque algunos como el de Viena son gratuitos y en el de Madrid la entrada incluye una consumición.
La pega legal que tuvieron todos que solventar fue que, como establecimientos de hostelería que son, donde se expenden bebidas o bollería, se supone que por las normas de Sanidad no debería haber animales sueltos en el local. Afortunadamente, todos ellos, han podido capear esa normativa.
La decoración tiene su gracia…felina. Hay troncos por los que trepar o en donde afilarse las uñas, hay unos cuantos rascadores, muchas repisas con cunas en las que subirse o echarse una siestecita, y aunque hay mobiliario «humano» para que podamos sentarnos, es muy frecuente que, en la mesa elegida para tomarnos un te, una de las sillas o sillones esté ocupado por un gato profundamente dormido al que, ¡por supuesto!, no vamos a molestar. Sus bandejas higiénicas y más cunas están situadas en lugares restringidos para ellos.
Japón: el líder
Antes que Japón fue Taiwan donde se abrió el primer Cat-Café en 1998. Pero los japoneses, grandes amantes de los gatos, arrasaron: el primero se abrió en Osaka en el 2004. Después de éste ya hay casi un centenar en todo Japón. Según mis datos y hasta la fecha, más de 40 de ellos solo en Tokio.
Mi hija Maya, una entusiasta de los gatos, ha vivido temporadas en Japón y fue la primera persona que me contó lo de estos establecimientos. Suelen estar en un piso, a veces el piso diez o el veinteavo de grandes rascacielos. Una vez que accedes, unas amabilísimas japonesitas encargadas de cuidarles te dicen: no los toques, ellos irán a tí… Y, efectivamente, se irán acercando a saludarte o a subirse en tu regazo, encantados de que les recompenses con unas caricias que agradecerán ronroneando.
Son lugares sumamente relajantes. Maya me contaba que en los Cat-Café de Tokio, hay quien va allí a leer o a echarse una siestecita muy zen, para abstraerse del estrés de la gran ciudad.
Algunas direcciones
-La Gatoteca. C/Argumosa, 28. Madrid
-Café des Chats. 16, Rue Michel le Comte. Paris
-Café Neko. Blumenstockgasse, 5. Viena
-Cat Emporium. 152-154 Bethnal Green Rd. Shoreditch. Londres
-Cat café. Revay Utca, 3. Budapest
-Katzentempel. Türkenstrasse, 29. Munich
-Minimal Café. Nº 42 Lane 2, Taishun Street. Taipei. Taiwan
-Neko no Jikan. 5-16 Kurosakicho, Kita-Ku. Osaka