La acupuntura. ¿Trucos de chinos?

acupuntura

En Noviembre de 2010, la Unesco declaró a la acupuntura como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Pese al desprestigio inicial en Occidente, que llegó hasta el punto de su persecución legal, acusándola de intrusismo profesional en el campo de la medicina, poco a poco se ha ido aceptando (por ejemplo, como en el año 1997, en el Instituto Nacional de la Salud de los Estados Unidos) por su eficacia e implantando, bien como especialidad, bien como masters, en numerosas universidades europeas y americanas. En España hay varias asociaciones, tanto de médicos como de veterinarios especializados en acupuntura.

En concreto y en San Lorenzo de El Escorial, donde vivo, el Instituto Chi imparte desde hace años cursos de medicina china y de acupuntura para veterinarios, con gran éxito, por cierto. En países como Corea, China, Viet Nam y Cuba, forma parte de los sistemas nacionales de salud. De hecho en Viet Nam se utiliza, además de para otras muchas cosas, como único sistema de analgesia en los quirófanos, como bloqueante del dolor. Pero…¿cómo funciona la acupuntura?.

La acupuntura según la filosofía china

Según la filosofía china el mundo, y nosotros dentro de él, se organiza con los cinco elementos: madera, tierra, fuego, metal y agua. La teoría tradicional china considera que la enfermedad es un desequilibrio entre el yin y el yang, las dos fuerzas opuestas y complementarias que rigen el universo. La energía vital fluye por el cuerpo a lo largo de los meridianos, canales o vías de comunicación. Hay 12 meridianos correspondientes a 12 órganos (pulmones, intestino grueso, intestino delgado, bazo-páncreas, corazón, riñones, vejiga, sistema cardiovascular, vesícula biliar e hígado) más 2 vasos extraordinarios permanentes (el de la concepción y el vaso gobernador), 14 en total.

A lo largo de los 14 meridianos se sitúan 365 puntos, aunque existan algunos fuera de los meridianos. Estos puntos se consideran resonadores y al punturar (insertar las agujas) se equilibra la energía (el yin y el yang) alterada en el órgano que lo rige. Dicho trastorno puede deberse tanto a factores externos como internos, lo que al final se manifiesta en enfermedades. Los expertos orientales diagnostican la enfermedad, entre otras cosas, mediante la exploración de los pulsos con ambas manos en ambas muñecas, 9 en total en cada muñeca:

en tres zonas y, dentro de cada zona, superficial, medio y profundo en cada punto, donde cada uno correspondiente a un órgano.

Los primeros testimonios de la acupuntura nos hacen retroceder a los tiempos de Shi Huang Di, llamado El Emperador Amarillo (2697-2599 a.C.), pero se descubrieron agujas de sílex usadas con anterioridad a las usadas actualmente, de metal. Las utilizadas hoy en día son unas pequeñas agujas metálicas, de unos 4 ó 5 centímetros (no se «clava» todo, sólo un par de milímetros) y muy finas, que se insertan ayudándose de un fiador para que no se doblen al punturar. Pero las hay de muchos tamaños, y en los hospitales de Oriente las hay hasta de 15 o 20 centímetros, según cada aplicación.

Cuando veo a un médico chino tomar los pulsos con las dos manos, muy concentrado, con bastante detenimiento y moviendo hábilmente sus dedos, no puedo evitar pensar en un pianista. Cuentan que los médicos chinos más hábiles calculaban sólo con el pulso y con bastante certeza si había gestación, el tiempo exacto de embarazo y, además, si iba a ser niño o niña. Además complementan la información obtenida de los pulsos examinando la lengua, la orina y el aspecto general del cuerpo.

La acupuntura según la ciencia occidental

Esto en lo que se refiere a la teoría oriental. La ciencia occidental nos explica que la acupuntura funciona mediante la estimulación del SNC (Sistema Nervioso Central, o lo que es igual: cerebro y médula espinal) a través de la liberación de neurotransmisores. En la piel hay zonas concretas, los acupuntos, situadas sobre terminaciones nerviosas. La estimulación de estos acupuntos activan los llamados arcos reflejos neuronales, conexiones mediante neuronas que van desde la piel (SNP: Sistema Nervioso Periférico) hasta el SNC (Sistema Nervioso Central), activando respuestas tanto en SNC como en el Sistema Endocrino.

El estudio fisiológico del mecanismo del dolor es un tema tan complejo que excede la intención, meramente divulgativa, de una entrada como es ésta. No obstante intentaré explicarlo de la forma más resumida y más sencilla posible.

Se han realizado estudios utilizando la Resonancia Magnética y Tomografía donde se ha podido observar que, con la estimulación de puntos concretos en la piel, se incrementa el consumo de oxígeno y la utilización de glucosa en puntos concretos del cerebro. En el interior de la columna vertebral y protegido por las vértebras está el canal medular, donde se aloja la médula espinal, aislada y protegida a su vez por las meninges. 

La médula contiene el tejido nervioso que, por grupos o “paquetes”, cada cual con su función específica, transmite y comunica los estímulos nerviosos desde el Sistema Nervioso Central hasta las extremidades, pero también en sentido inverso. Son, tanto “órdenes” como “mensajes”. Dentro de la médula espinal, en la zona llamada Rostroventral, se localizan centros medulares del dolor, tales como el PAG (Periacueducto Gris Mesencefálico) y el NRM (Núcleo Rafe Magno). Ambos forman el Sistema de Inhibición Descendente del Dolor, controlando la transmisión de impulsos nerviosos desde las vías aferentes noniceptivas (receptores del dolor).

Este sistema analgésico funciona a través de los axones (largas ramas de las neuronas) que la PAG envía al NRM, desde donde descienden desde el tracto dorsolateral de la médula espinal a los complejos inhibidores en el cuerno dorsal. De forma que el dolor es bloqueado antes de ser percibido como tal en el cerebro. Los neurotransmisores involucrados pertenecen a lo que se conoce como el sistema opiode endógeno, y constan de tres familias de péptidos: las endorfinas, las encefalinas y las dinorfinas, de fuerte acción antinoniceptiva (acción analgésica). Sólo como ejemplo, la acción analgésica de las dinorfinas es 200 veces más potente que la de la morfina.

Con todo este rollo sólo quiero explicar que la acupuntura, frente a lo que opinan sus detractores, no es un efecto placebo, sino que hay un mecanismo nervioso demostrado capaz de bloquear el dolor, pero que va mucho más allá de la traumatología, que es donde más se solicita. La acupuntura se usa para todo tipo de problemas: desde trastornos depresivos, digestivos, hormonales… hasta la corrección de anemias, por ejemplo, por su efecto en el sistema endocrino.

Los detractores de la acupuntura -que los hay- pueden aducir que la mejoría de los pacientes pueda deberse a un efecto de sugestión, lo que se llama un efecto «placebo». Podríamos justificarlo en el caso de dolencias articulares, o musculares. El deseo de encontrarse mejor a veces nos hace sentirnos mejor. Pero cuando se corrige una anemia, en este caso, evidentemente, no se puede hablar de efecto placebo. Y cuando el paciente es un perro o un caballo, creo que tampoco.

acupuntura en caballos

              Una de las láminas del libro The Treatment of Horses by Acupuncture

Personalmente, yo nunca he utilizado la acupuntura con mis pacientes. Aunque me interesé por ella y la estudié hace más de 30 años, fue sólo a nivel teórico. A nivel aplicativo carezco de los conocimientos técnicos necesarios. Pero sí la han utilizado en mí (problemas de lumbalgias) y los resultados han sido siempre satisfactorios. Como “científico” que soy, me gusta observar la forma de actuación: desde la exploración inicial hasta el método en que se utilizan las agujas.

Tengo un gran amigo acupuntor, surcoreano, Sangwhan Lee, que trabaja en la zona de El Escorial. Todo un profesional y, además, muy intuitivo, podría contar muchas anécdotas de él, aunque creo que no vienen al caso. Me contaba que cuando empezó Medicina en Seul, desde el primer día ya aplicaban agujas en los pacientes. Una formación, sin duda, muy completa. He visto también la aplicación en perros y en caballos y, según mi criterio personal, es un sistema muy eficaz, totalmente válido, “científicamente” impecable.

Los acupuntores experimentados y que han estudiado en profundidad y durante años puntos y meridianos saben perfectamente donde implantar las agujas. Pero en Occidente se utiliza también una forma más “fácil” para localizar las zonas idóneas, con los buscapuntos. Los doctores Manaka en Japón,  Niboyet y Pourret en Francia o Dumitrescu en Rumanía, a finales de los años 50 estudiaron con galvanómetros puntos en la piel con menor resistencia eléctrica, donde comprobaron una caída de la impedancia cutánea justo en los mismos puntos descritos por los acupuntores orientales.

Hay otras técnicas manuales relacionadas con la estimulación de la piel, como la Digitopuntura, el Shiatsu, el Reiki  o la Kinesiología.

En la Kinesiología, palabra que proviene del griego Kinesis (movimiento) y Logos (estudio), los practicantes hablan de cuatro niveles: el mental/emocional, el dietético/químico, el estructural/muscular y el energético/fuerza vital. Los kinesiólogos tratan el estrés y la relación cuerpo-mente, detectando bloqueos a nivel físico, emocional, mental o energético.

En la Digitopuntura y Shiatsu, al igual que en la acupuntura, se estimulan las terminaciones nerviosas de la piel pero sin utilizar agujas, usando los dedos, las palmas de las manos, los antebrazos, los codos, las rodillas y las plantas de los pies.

El Reiki, del japonés: poder espiritual. Es una técnica que trata de lograr la sanación a través de la imposición de manos, especialmente sobre ciertas zonas del cuerpo: los chakras (del sánscrito: círculos, o puertas de energía), en sesiones de unos 45 minutos, experimentando el paciente gran relajación al canalizar la energía vital universal, con lo que alivia desequilibrios físicos, mentales y emocionales. Como podemos ver estas técnicas orientales buscan siempre la armonización de todos los niveles del cuerpo, tanto físicos como espirituales.

El monje zen japonés Mikao Usui desarrolló el Reiki en 1922 tras un retiro espiritual. Legó a sus alumnos cinco principios que estableció como normas de vida, muy parecidos a los principios budistas:

-no te irrites

-no te preocupes

-sé agradecido

-trabaja con diligencia

-sé amable con los demás,

Y el consejo de recitarlos una vez al día, como un mantra. Y con los mantras entraríamos en un campo tan interesante como es el campo de la musicoterapia. Pero por el momento aquí lo dejo.

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